jueves, 7 de julio de 2016

EL BALCON DEL PP. PATRIOTISMO ESPAÑOL

Empieza a ser muy instructivo observar el jolgorio que se monta frente a ese edificio, remozado con dinero ilegal, la noche de los triunfos electorales del PP. Los efectos psicotrópicos de las victoriosas noches electorales tienen la gran virtud de hacer aflorar ideologías en toda su rotundidad. Suelen aparecer las esencias patrias, curiosamente en la formación que ha hecho uso partidista sin ningún rubor de las instituciones democráticas. Ha quedado en la historia el fervor con el que se le pidió al gran líder Aznar que Pujol el enano hablará castellano. Lo patético no fue lo que pedían estos ultras, sino que a los pocos días el gran timonel de la derecha hablará catalán en la intimidad. No menos patético resulta que las líneas rojas establecidas por Mariano Rajoy para justificar la repetición de las elecciones, el no hablar con los nacionalistas separatistas que rompen España. Se halla difuminado ahora que puede gobernar habiendo tenido las primeras reuniones para pedir adhesiones con el PNV, Esquerra Republicana y Convergencia. Que pensaran esos fervorosos seguidores de la unidad de su España. Claro que dar por hecho que estos patriotas piensas es muy generoso por mi parte. El PP que presume de ser un partido Español, ¿ hay que ser del PP para ser español ?. ¿ Si no eres del PP eres masón internacional, comunista o separatista?. Está en plena evolución hablando de ETA o de referéndum con los nacionalistas. Parece que la única forma de sentirse español es estar cerca de la idea de patria del PP. Que por cierto es la misma que sienten los emergentes partidos anti demócratas y xenófobos europeos, que tan buen resultado electoral están cosechando. Significativo y elocuentes han resultado los cánticos de la noche del 26J. Al soy español, español, español coreado desde el mismo balcón. Se unió el incombustible que viva España y se completaron estos cánticos con el sí se puede y el cómo no te voy a querer. Por un momento dude si estaba viendo la calle Génova o la grada de fondo de los ultras del Santiago Bernabéu. Es muy típico de la derecha apropiarse de los símbolos que considera propios. La bandera. La nacionalidad. Los cánticos del fútbol. En fin, lo que haga falta, con tal de abrir brecha contra el enemigo y arrojarles la españolidad. Lo que pasa es que ahora cuando se quiera acusar a los nacionalistas periféricos de politizar el club local, alguien les va a recordar que aquí se politiza desde el nacionalismo español también. Lo dicho nada se parece tanto a un populista español como un populista húngaro por ejemplo. Y ahora a hablar catalán en la intimidad otra vez y a volver a llamar a los terroristas movimiento de liberación nacional, como ya hizo el gran timonel. Lo que se hace por la Moncloa. Cuidaros.