domingo, 7 de abril de 2013

LA FOTO DE LAS AZORES Y LA CRISIS ACTUAL


 

Ahora hace diez años el Presidente de Gobierno Español, después de romper el histórico consenso en política exterior, decía frases como estas: " España está por fin donde tiene que estar, con las dos democracias más importantes, y se reconcilia con su naturaleza atlántica". “España estuvo en las Azores porque no pudo participar en el desembarco de Normandía, que es donde deberíamos haber estado". "España asume sus responsabilidades, defiende unos valores universales y cumple la que debe ser la ambición de todos los españoles: estar entre los grandes".

Toda esta declaración de política exterior se aderezo con la vergonzosa foto de las Azores, que dio pie al locoide ensueño de grandeza.

No valoro nuestro grandilocuente presidente que no hay disparo sin retroceso y que siempre queda herida también la mano que golpea.

Esta década pasada nos ha demostrado, lo que ya se intuía entonces. Las armas de destrucción masiva eran una leyenda fabricada por los que habían decidido acabar con Sadam, ocupar Irak y trasformar Oriente Próximo, para obtener enormes ventajas materiales basadas en el control del petróleo y los lucrativos negocios que iban a hacer los amigos de USA, España entre ellos. Así de literal lo afirmo Jeb Bush, el hermanisimo.

Diez años después, aquel cuento de la lechera se ha demostrado como el resultado final del cuento.

El fracaso se mide en una gran derrota en costes económicos y humanos, pero sobre todo en retroceso geopolítico en la región y en el mundo.

Es evidente que la crisis actual, política, moral y económica, es hija también del efecto retroceso que produjo aquel disparo de Aznar tan desafortunado.

Como escribió el poeta Manuel Alcántara, lo curioso no es como se escribe la historia, sino como se borra. Diez años intentando convencernos que esto no pasó, que no hubo una vez una guerra en Irak y que el Gobierno español de entonces tuvo la maldita ocurrencia de apoyarla y de ingresar en ella con hombres y armas. Estos años no han podido ocultar las torturas de la guerra; que esta no sirvió para nada y que ahora aquel país masacrado, es un país provisional, roto, inservible para la convivencia.

En el siglo de las comunicaciones los que se confabularon para que  esa cruel guerra tuviera lugar tienen nombres y apellidos, fueron fotografiados juntos, faltaron a la verdad y juraron en público argumentos falsos, para justificar una de las mayores atrocidades históricas.

Diez años después se sigue debiendo una explicación en forma al País.

 

Cuidaros